Los niños y jóvenes tienen el potencial cognitivo y socioemocional para lograr la autorregulación, el bienestar y la armonía interior, para aprender a vivir en paz y colaborar con los demás, y para construir una autoestima, motivación e identidad que les permita desplegar su talentos en el logro de los aprendizajes que la escuela les propone y ofrece. Sin embargo, dentro del amplio repertorio de posibilidades en el ámbito social y emocional también están la competitividad, la violencia o la discriminación.
La formación integral y el aprendizaje socioemocional plantean la urgencia por superar el paradigma educativo que separaba la emoción de lo cognitivo y que ponía mayor énfasis en el aspecto intelectual del desarrollo y del aprendizaje. Toda la evidencia científica disponible en la actualidad confirma que hay una relación estrecha e indisoluble entre emoción y cognición (Izard, 2009; Milicic, Alcalay, Berger y Torretti, 2017). Todo aprendizaje es social, es cognitivo y es emocional al mismo tiempo, por lo que la educación escolar debe repensar sus prácticas y estrategias.
Para leer en familia
https://drive.google.com/file/d/1iQxTdImN13IKK7R4RYWkHkRbeRwcR1S4/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1m-PUUZS5izmR5cgxXOX3dossoHsc7Ee0/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1khsrFaRj0xyuwt61GY_MJ3iL44xt8in2/view?usp=sharing
No hay comentarios:
Publicar un comentario